Ayer tarde, en un alarde cobarde, me refugié en el diccionario para poder dilucidar en qué estado se encontraba mi alma, para ejercer uno de los derechos más sagrados y fundamentales que tenemos en Democracia, el voto útil, las más veces que ninguna: el voto en blanco.
Andaba yo con mis "elucubraciones febriles" cuando una buena amiga mía, hizo un poco de sol entre tanta nube dubitativa:
¿ Por qué no meter exclusivamente un trocito de papel higiénico en el sobre del voto ?
Claro que entonces los más puritanos me corregirán aclarando, no sin razón, que en tal caso no es un voto en blanco, sino un voto nulo.
Entre las imaginarias acepciones o entendimientos que se pueden presentar ante tal hecho, relato las siguientes ( que no son las únicas, más faltaría ):
- Es un voto higiénico, propiamente dicho.
- Es un voto puro, por su color blanco.
- Es un voto ecológico, por su poca utilización de materia prima para manufacturarlo.
- También es un voto ecológico porque es un material biodegradable.
- Es un voto con beneficios saludables, no en vano se dice que es el mejor crece-pelo del mundo......
- Por usarse normalmente en la zona del cuerpo humano, donde la espalda pierde su nombre, es un voto con connotaciones y significados variopintos.
En fin, sea de la manera que sea, voten Vds., como mínimo al igual que hago yo, para tener después el derecho al pataleo, ganado de antemano.
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