NIEBLA ( LA TERCERA MALA PERSONA )

A modo de introducción, permítanme transcribir unos versos de San Joaquin Sabina, utilizados en su pelea con Fito Paez tras la publicación del Cd conjunto " Enemigos íntimos" ( Y Yo añado e irreconciliables ) :

En horas inoportunas

me han ido llegando algunas

noticias que se las traen.

Y, como vuelan y caen

sobre terreno abonado,

voy, señores del jurado,

a contestar enseguida,

para vendarme la herida

cortando con el pasado.

Como Mazinguer y Atreyu han dicho la suya y somos tres, pues yo Niebla, también me siento atacado y pretendo ponerme una tirita en la teórica herida, dejando claro por adelantado que " No ofende quien quiere, si no quien puede ".

Reza un refrán popular: " Piensa el ladrón que todos son de su misma condición". Cambiemos el término ladrón por el que queramos y obtendremos un refrán genuino, único e inimitable, que describe la situación y las ganas de dar por culo de algunos personajes de nuestra geografía local.

La imagen que ilustra la presente editorial es clarificadora y le va como anillo al dedo al refrán anteriormente referido.

Un día esperamos contar con la colaboración especial de una persona que tiene información muy jugosa acerca del super-mega-hiper y sus desmanes carnavaleros. De momento nuestro buen amigo prefiere quedarse en el anonimato y no decir nada. Pero en cuanto se sienta atacado, que al paso que va la cosa será más bien pronto que tarde, soltará una serie de informaciones que desenmascararan a quienes le acusan de hacer lo que estamos haciendo otros.

Las ansias de salir en todas las fotos hacen que siempre se acabe retratado, mal retratado, que precisamente no es lo mismo. Y las mayorías siempre hay que respetarlas en un Estado de Derecho. Hay que utilizar las instituciones para beneficio común y no para beneficio único, propio, exclusivo, excluyente y personal. Y cuando uno se siente excluido, en vez de mentir y echarle las culpas a los demás, hay que hacer auto-examen de conciencia y ver qué carajo falla en uno mismo, ( para ésto último hay que tener conciencia, claro ), porque si no se corre el riesgo de culpar a los demás de los fracasos propios. Si la gente en general confía en ciertas personas y no confía en otras inciertas, no es culpa de las personas en las que se confía, más bien es culpa del no confiado, aunque éste último vea menos que un gato de yeso y no lo quiera reconocer por un mal interpretado ego, y encima se crea enemigos por doquier. Vamos, al más puro estilo Quijote, el cual veía enemigos donde solo había inofensivos molinos de viento, dentro de su mente febril, claro está.

Y aquí se acaba el darle cuartelillo a ciertos personajillos pintorescos e insoportables, además de infumables, malhablados, malpensados, envidiosos, tediosos, abraza-farolas, celosos, resentidos, avariciosos, egocéntricos y peluseros.